DEP Steve Jobs 1955 - 2011

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Revolucionó los ordenadores y la telefonía móvil, reinventó los dispositivos de música portátil, rediseñó el negocio de la distribución musical, rescribió los hábitos de lectura en pantalla digital, convirtió en entusiasmados e incondicionales comerciales de su marca a todos aquellos que probaban sus productos... pero Steve Jobs, además de ser uno de los personajes más importantes a caballo entre el final del siglo pasado y el principio de este, también fue un nombre clave en el mundo de la imagen en movimiento. A Jobs, fundador de Apple fallecido esta madrugada a los 56 años, le debemos unos cuantos logros asociados al cine.

¿Quién dijo fracaso?

El primero, el más importante, el que le sitúa en el olimpo de los visionarios del séptimo arte, tiene un nombre propio: Pixar. La compañía que desterró para siempre el lápiz y convirtió al píxel en el material con el que se forjan los nuevos sueños (animados) fue la suma de unos cuantos fracasos:

1. El de George Lucas, necesitado de dólares tras su caro divorcio y tras el fiasco comercial de un film que produjo (Howard, un nuevo héroe), lo que le llevó a quitarse de encima la división de efectos especiales por ordenador que había creado para El imperio contraataca.

2. El de Ed Catmull, animador frustrado por su impericia a los lápices que decidió volcar su talento en la programación por computador, y que pronto se hizo cargo de la empresa que había fundado Lucas.

3. El de John Lasseter, animador en plantilla de Disney, el trabajo de su vida, despedido de la factoría de Mickey Mouse cuando se atrevió a aventurar que el futuro de los dibujos animados estaba en los ordenadores.

4. Y el de Steve Jobs, humillantemente defenestrado de Apple, la empresa que había creado (y a la que volvería, a lo grande, años después), que decidió invertir el suculento finiquito en los restos del naufragio de Lucas en 1986 adivinando que allí había una mina que merecía la pena explotar.

Adiós al lápiz

Acrónimo de pixel y art, Pixar –con Jobs a la cabeza, Catmull encargándose de la parte tecnológica y Lasseter desarrolando proyectos de animación (era el único animador en plantilla de la empresa)–, Pixar empezó dedicándose al hardware, pero pronto se vio claro que la línea iniciada por Lasseter marcaba el camino a seguir: dedicarse en cuerpo y alma a producir imágenes generadas completamente por ordenador.

Tras realizar unos cuantos cortos (Luxo Jr., Red’s Dream o Tin Toy, que ganó el Oscar), se lanzaron a por su primer largometraje, el que cambió, para siempre, las reglas del cine animado: Toy Story, que John Lasseter realizó en 1995. Desde ese momento, la empresa cofundada por Jobs demostró que un montón de píxeles sí pueden tener alma, que desde el disco duro de un ordenador sí se puede contar una historia, que la combinación de potentes microchips y genial talento humano puede dar obras maestras. Y en estos últimos 25 años, Pixar ha facturado unas cuantas: las dos secuelas de Toy Story, Bichos, Monstruos, S.A., Buscando a Nemo, Los Increíbles, las dos partes de Cars, Ratatouille, WALL-E y Up.

Igual que ocurrió con la informática (la mayoría de sistemas operativos tratan de imitar a los de Apple), la telefonía móvil (todos los smartphones son deudores del iPhone), los dispositivos de música portátil (¿cuál no trata de emular al iPod?) o los tablets (los que se fabrican ahora son herederos del iPad, en forma y fondo), Pixar se convirtió en el modelo a seguir e imitar (pero nunca a igualar) por competidoras en el mundo de la animación como DreamWorks, BlueSky o incluso la propia Disney, que viendo que tenía las de perder compró Pixar para producir films juntos.

"Steve Jobs fue un extraordinario visionario, nuestro querido amigo y la luz que guiaba a la familia Pixar", ha dicho John Lasseter en un comunicado. "Vio el potencial de lo que Pixar podría llegar a ser mucho antes que el resto de nosotros, mucho más allá de lo que nadie hubiese imaginado. Steve apostó por nosotros, y creyó en nuestro loco sueño de hacer películas animadas por ordenador. Lo único que nos decía siempre era: 'Que sea magnífico'. Él fue la razón por la que Pixar llegó a ser lo que es, y su fuerza, su integridad y su amor por la vida nos hizo mejores personas. Siempre formará parte del ADN de Pixar".

Steven Spielberg y George Lucas también han expresado su pesar por la muerte de Jobs. "Ha sido el mejor inventor desde Thomas Edison", ha manifestado Spielberg. "La magia de Steve fue que, mientras otros aceptaban su status quo, él veía potencial en todo aquello que tocaba y nunca traicionó su visión", ha sentenciado Lucas.

Hasta el infinito, y más allá...

A Jobs también le debemos otro logro menos espectacular, pero igualmente decisivo, asociado al negocio del cine: la tienda online iTunes, que no solo transformó la industria de la distribución musical (hasta febrero de 2010 los usuarios se habían descargado más de 10.000 millones de canciones) sino que también se convirtió, en 2005, en un gigantesco videoclub de alquiler y compra de películas y series de televisión a través de Internet.

La última impronta de Jobs asociada a la imagen es la que ha convertido a los millones de usuarios del iPhone en cineastas amateurs, gracias a la cámara de alta resolución que incorpora el gadget. Existe un certamen de cine para producciones rodadas con el dispositivo, el iPhone Film Festival, e incluso un realizador como Park Chan-wook ha filmado, junto a Park Chan-kyong, un corto con el móvil, Night Fishing.

Steve Jobs ha sido uno de los nombres clave de nuestro pasado reciente, de nuestro presente más rabioso y, seguro, de nuestro futuro más inmediato. No son pocos los que le comparan con Henry Ford, que cambió para siempre la automoción alrededor de 1900 con el Ford T, que revolucionó el transporte y la industria.

Poco más de un siglo después ha muerto, víctima de un cáncer, Steve Jobs. Un tipo que, igual que hizo Ford, también ha cambiado las reglas del juego. Todas.

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