"La sombra de la traición" - Richard Gere sorprende y convence

Escrito por Ángel Castillo Marcos | twitter: acastillomarcos


"La sombra de la traición" es una película dirigida por el debutante Michael Brandt, que cumple con todos los requisitos de un thriller de espías made in USA. No falta ni la trama política, el FBI, la CIA ni Rusia, siempre amenazante con resurgir años después de terminar la guerra fría.

Tras la muerte de un senador de EEUU a manos de una vieja gloria del espionaje ruso que lleva veinte años desaparecido, el director de la CIA, Tom Highland (Martin Sheen) le pide ayuda a Paul Shepherdson (Richard Gere), un agente de la CIA ya retirado, para que intente resolver el caso. Acepta a pesar de ser reticente acerca de las intenciones de Highland y del compañero que le asignan, el agente Ben Geary (Topher Grace), que tiene más de ratón de bilbioteca que de agente del FBI.

Mediante flashbacks nos acercan al protagonista para que nos sintamos identificados con él y lo justifiquemos. Gran trabajo de Gere que entra en una dimensión hasta ahora desconocida para su público habitual. Este papel era un caramelo envenenado y lo ha conseguido digerir estupendamente. Hay actores que a la hora de actuar te ofrecen una foto de su trabajo con la que ves la realidad tal cual, sin lugar a la interpretación, una visión plana. Existen otros en cambio, que consiguen crear un cuadro que deja vía libre a la mente para interpretarlo porque está lleno de matices. Éste último ha sido el caso de Richard Gere, interpretación que se podría comparar con la época oscura de Goya. Demuestra que todo el mundo tiene algo de bondad y algo de maldad. La vida está pintada exclusivamente con tonos grises.

Del resto del reparto tengo que decir que Martin Sheen está muy bien, como siempre, pero su tiempo en pantalla me supo a poco. En cuanto a Topher Grace, desconfiaba de que pudiera dar el nivel necesario para compartir pantalla con Gere. Me alegro de equivocarme, aunque todavía le queda un largo camino hasta llegar al nivel de Gere y no digamos al de Sheen.

La acción transcurre de manera natural, sin artificios. El director trata la película con respeto y seriedad. El ritmo de la historia transcurre de manera correcta, creando la falsa apariencia de querer desvelar demasiado pronto el argumento, pero en realidad no hace más que crear el punto de tensión necesaria para dar el golpe de efecto final. La trama cierra de manera completa, sin dejar cabos sueltos y sin esperpentos hollywoodienses, lo que es de agradecer.

Nos os dejéis influir por las críticas destructivas de las que ha sido víctima esta película, es mejor de lo que parece. El objetivo final de cualquier película es el entretenimiento y con ésta os lo pasaréis bien. Si podéis elegir, no veáis el tráiler porque cuenta demasiado.

Valoración 6/10.

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