Django Desencadenado - Tarantino crea el Southern

Escrito por Ángel Castillo Marcos | twitter: @acastillomarcos

Queda claro que Tarantino ha disfrutado como un enano rodando esta película que ha cuidado y mimado hasta el último detalle. Si bien hemos podido ver en anteriores filmes su pasión por el western en alusiones y homenajes constantes en Reservoir Dogs, Pulp Fiction o Kill Bill, ahora ha tenido la oportunidad de crear un Western con todas las de la ley, con títulos de crédito al más puro estilo clásico del género y con música adaptada del mismísimo Ennio Morricone, aunque en este caso Quentin lo ha trasladado al sur y al tema de los esclavos y negreros, así que podríamos decir que ha dirigido un Southern.

Tarantino en estado puro es lo que se puede respirar a través de un guión que arropa a unos personajes maravillosamente escritos y que rezuma un humor inteligente, disparatado, mordaz y una lengua desatada incapaz de detenerse que no entiende de censuras ni se plantea lo que es políticamente correcto. El espectador puede llegar a peder la cuenta de las veces que se dice "negro" o "mono" refiriéndose a los afroamericanos. El trato, lenguaje, abusos y vejaciones con que son tratados quedan retratados de manera tan cristalina, que sobrecoge el pensar que los hechos retratados en la película ocurrían hace poco más de siglo y medio. Sin embargo, a pesar de las barbaridades que puede presenciar el espectador, quedan relegados a un segundo plano ya que el humor y los brillantes diálogos son la cabeza visible de cada plano.


Para nada se hacen notar los 160 minutos de metraje que se digieren a gusto. Si bien el último tercio de la película decae un poco sigue siendo espectacular y el espectador casi se siente conocedor de que lo que está viendo tiene tintes de obra maestra.


Grandes interpretaciones para un guión a la altura de las expectativas. Jamie Foxx defiende muy bien su personaje y aprueba con nota pero las interpretaciones de Waltz, Di Caprio y Jackson son sencillamente espectactaculares. Merecida la nominación a los Oscar de Waltz, aunque si la Academia se hubiese decantado por cualquiera de los otros dos, a nadie le parecería raro. Además coincide la circunstancia de que se les puede ver a todos ellos a la vez en varias escenas con lo que se disfruta más aún.

Todo el metraje está envuelto en una exquisita banda sonora para darle la ambientación adecuada. Es una de sus señas de identidad. Tarantino es capaz de vadear hasta las profundidades y poner el mundo patas abajo con tal de encontrar la música o sonoridad perfecta, que no tiene que casar necesariamente con la época de la trama. Es difícil imaginar escuchar hip hop mientras los protagonistas cruzan el inhóspito paisaje yanki camino de Mississippi a mediados del siglo XIX, al igual que lo era oír el flamenco de "Lole y Manuel" en el duelo de katanas entre Lucy Liu y Uma Thurman en Kill Bill. Era arriesgado, pero funcionó. En este caso pasa lo mismo. Me quito el sombrero.

La película funciona por tres motivos: la inteligente verborrea que escupen los protagonistas, que el humor funciona y que en las escenas de acción quedan impregnadas de ese rollo made in Hong Kong con ración doble de sangre y visceras. Mención a parte se merece el cameo de Quentin. No tuve más remedio que soltar una carcajada, levantarme y aplaudir. Llegado el momento sabrán a que me refiero.

Valoración:8/10

Comentarios

  1. Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

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