Se recrea en el detalle, en la escenografía y la fotografía, buscando el contraste de las luces de la ciudad en mitad de la noche. Hace que el espectador se adentre en la ciudad y conozca la miseria de la calle, siempre desde un prisma contemplativo. Se puede apreciar en el hombre tumbado en suelo mirando hacia el cielo. Conforme la cámara cambia a plano subjetivo, vemos como el hueco dejado por los rascacielos han formado una cruz perfecta. Con esto, de forma muy sutil, nos adentramos en el debate siempre polémico de la religión y el valor de la vida, o el desprecio por la misma, según lo mires.
A su director, Tran Anh Hung, le gusta mostrar el modo reflexivo de sus personajes. Aunque no son demasiado grises los personajes, si se aprecian los claro-oscuros y los debates interiores que los acompañan, sean cuales sean sus intenciones.
La trama está demasiado enmarañada o mejor dicho, mal explicada con lo que el espectador no tiene demasiado claro el curso de la investigación de Kline (Josh Hartnett). Pretende ser más profunda de lo que puede manejar y acaba siendo un lío absurdo y sin sentido. Lo que empieza como un thriller al uso acaba convirtiéndose en una representación moderna de la pasión de cristo.
El trío de actores está bien, tanto un venido a menos Josh Hartnett, que ahora entiendo mejor porqué está donde está y no donde hubiera querido, como Lee Byung-hun, al que hemos visto como Storm Shadow en Gi-Joe o como protagonista de "Encontré al diablo" y sobretodo hay que destacar a Takuya Kimura, que ha sido la sorpresa para mi en este film, porque no le conocía y está totalmente desatado en su actuación.
Si Tran Anh Hung hubiese sabido explicar las cosas mejor, estaríamos hablando de una gran película, pero al final se queda en un aprobado raspado.
Me gusto mucho este comentario, siento algo parecido quizas el director no se ha sabido explicar, solo que como soy fan de LBH este actor le ha dado un brillo a la pelicula que me ha encantado.
ResponderEliminar